El Coaching en la toma de decisiones


Os preguntareis, ¿En qué manera puede intervenir esta disciplina para tomar una decisión? No necesito ningún proceso, lo decido y punto. Eso está muy bien, pero ¿y si no es así? ¿Y si tendemos a posponer las decisiones para otro momento porque no estamos seguros de que opción elegir? ¿Y si no decidimos por temor a equivocarnos y elegir la opción errónea y dejamos que otros lo hagan por nosotros?



No hace falta que te diga lo perjudicial que puede llegar a ser no tomar la responsabilidad de elegir en cada momento la opción que queramos. En realidad no somos conscientes de la cantidad de decisiones que tomamos a lo largo del día. Evidentemente no todas tienen la misma trascendencia, pero son nuestras decisiones al fin y al cabo. 





Lo primero que tenemos que pensar es que hay que tomar conciencia cuando estamos en el proceso de decisión, podríamos decir que muchas las tomamos en piloto automático, o sea, que ni siquiera somos conscientes de barajar otras opciones, simplemente porque lo tenemos integrado en nuestro patrón mental, nuestra conducta, nuestras creencias o nuestros hábitos. ¡Siempre hay otra opción!


Retomando la pregunta de antes, ¿En qué manera puede ayudarme el coaching en tomar decisiones? Las decisiones se toman de forma racional, con influencia de las experiencias que hayamos tenido con anterioridad. Aunque cabe destacar la importancia de las emociones y lo que predominan dependiendo del momento en que nos encontremos. La disciplina del coaching a través de un mayor autoconocimiento de uno mismo, de establecer y clarificar objetivos, a través de nuestras fortalezas y capacidades nos ayuda a tener una mejor gestión emocional para poder así elegir la opción que más nos beneficie en cada momento.




Así mismo si tenemos dificultades en tomarlas, necesitamos identificar porqué nos ocurre y que está provocando esa situación. El coaching permite que aumenten nuestras posibilidades de acertar, de tomar decisiones más adecuadas y efectivas que nos acerquen un poco más a nuestras metas.





Para tomar una buena decisión podemos seguir los siguientes pasos:

1.- Identificar el problema o la situación en la que nos encontramos.
2.- Determinar qué opciones tenemos.
3.- Valorar los posibles resultados de cada una. Sus ventajas y beneficios.
4.- Elegir la alternativa que nos parezca más adecuada.
5.- Tener un plan de acción para llevarla a cabo.

Recuerda que tu camino depende en gran medida de las decisiones que vas tomando una detrás de otra y aunque no te aseguren resultados ni tengas la certeza de tomar la correcta, no puedes dejar de ejercer la libertad que todos disfrutamos para decidir, equivocarnos, rectificar, aprender y disfrutar de la travesía.

¡Buen viaje!


Cristina López Perdigó


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